Danzando con la pena oscura
sobre las tinieblas
sedienta de su misteriosa compañía
un secreto su alma le guardaba
y la mía lo presentía
vicio fatal anunciaba
en su vaivén el viento a su paso
secreto a voces
más yo era la única que ciega
de rodillas le adoraba,
creí que su rostro era el cielo
y su boca mi sendero
cuando soñé un amor que complementara
mis más puros anhelos
cruel destino bailaste tango conmigo
y por la espalda hundiste
la daga de la vil mentira.
Después tiraste las cartas y diste directo
en mi mancillado rostro
esa noche en que el viento
me hablaba meloso como amigo
y sorprendida al verme
me tendió el anzuelo
mientras yo mi mano le extendía confiada
dulce ósculo como miel de abeja
en mis labios plasmó
el cianuro que aniquiló mi alma.
Brillo de boinas bordadas
con hilos oro y plata sobre su cabeza,
apurando así mi paso me refugié
en su hondo y oscuro silencio
cuando a lo lejos
sobre las ramas de un arbusto
el fuerte ventarrón jugueteaba
con la falsa dicha.
Yo deambulaba con la daga clavada
sollozando en silencio,
destrozada deseaba a esa hora
que el óbito frío me abrazara,
dándome cuenta que había nacido
solo para soñarme entre sus brazos
así mismo cerré mis ojos y caí
cual cayó la gran torre de babel.
Veneno maldito que destruyó mi vida
cuando creí que en lugar de caminar volaba
y un silencio brotó de pronto de la nada
ni el murmullo de las aves escuchaba
dormida en un profundo sueño
para siempre perdida.
Ma Gloria Carreón Zapata.
Imagen de Google.
Hermoso y bello poema, poetisa. Saludos. Jorge Ofitas.
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