Junto a ti he sentido el placer intenso de seguir viviendo.
Oteando en mi pasado que pisaras el firmamento,
rosando con la yema de los dedos el bendito manto sagrado
guardando sobre mi puño un sentimiento amoratado.
Eres ese amor esperado en mis ansiosas noches coloreadas.
Mi amor, nuestras dos almas son dos aves melodiosas con alas de alegría,
idilio florecido en una bella tarde de invierno nevado
guiadas por una bendita mano invisible desde lo alto del celeste manto.
Una noche en que dormida te soñaba a mi lado,
el viento entró feliz por la ranura de mi ventana.
La tarde invernal engalanaba nuestro amor en primavera.
Volando sobre una gran nube de ensueño en algodones pisando la escarcha,
amor otoñal con besos violetas dos almas desnudas se enlazaban satisfechas.
La entrega fue total mientras tú acariciabas el talle de mi frágil cuerpo.
Después, a lo lejos se escuchó el murmullo de dos aves que felices se besaban.
Ellos se decían murmurándose al oído, "Amor otoñal con besos violáceos".
Sonora acuarela que pintó ilusiones en nuestros apasionados corazones.
¡Oh! Bendito cielo que a lo lejos nos bendices con un amor privilegiado.
Susurras la promesa en un arrullo celestial y la meces sobre el viento.
Tumultos de sueños y sensaciones dibujadas en mi alma al escribir tu nombre
Inmenso placer de amarte cuando al solo deletrear tu nombre salta el corazón jubiloso,
zafiro en sueño y escarcha cristalizada de un amor otoñal con sabor a dulce malva.
.Autora: Ma Gloria Carreón Zapata.
Imagen tomada de Google.
Que bello amor, que bellos versos. Felicitaciones. Saludos. Jorge.
ResponderEliminarPoeta que bello amiga muy dulce tu poema, un abrazote
ResponderEliminarGracias queridos poetas por visitar mis letras, un cordial saludo.
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