Esa tarde cuando el arcoiris bañaba la montaña
así mi alma teñida de ilusiones
pensaba en ti entusiasmada
y destellos de colores cubrían el horizonte,
era el amor que abrazaba mi corazón y yo,
...ni lo sospechaba.
Y llegaste a mi vida alejando la melancolía
cuando la sonrisa se escondía en lo profundo de una mueca
y un velo de pesimismo cubría mi rostro
en aquel ayer que se escabulló hacia el limbo del olvido
ante el bien que ahora se ha posado en el umbral de mi vestido.
Y llegaste tú...
pincelando mi vida de colores
destellos de esperanzas y sabores
plasmaste en mi boca y en el alma.
Y hoy la vida la veo tan diferente
que disfruto del mínimo detalle
risas sonoras y brillos celestiales
cuando mis labios y mis ojos cantan
al compás de la aurora que me mira
allá a lo lejos cuando cruza la colina
me quedo quieta disfrutando su mirada.
-¡Felicidad!...-creí que nunca te alcanzaba
y ahora te aprisiono entre mis manos
cerré mi puño para que no te escaparas
y te beso también ilusionada.
Eres mi cetro de destellos de colores
cuando contigo engalanada canta la mañana
hoy me asomo a la vida con una sonrisa grabada
aferrada a ti cruzo la vida enamorada.
Cuando mi triste rostro no era capaz de regalar una sonrisa
llegas de pronto y te posas en mis labios
llevándote las penas acumuladas en mi alma
paz, gozo y esperanza se mudan ataviadas.
Inquilinas que cantan en el fondo de mi alma
gritan al mundo que el corazón
reboza de bonanza contemplándote cada mañana
y hoy doy gracias a Dios por el privilegio de haberte conocido.
Autoría: Ma Gloria Carreón Zapata.
Sábado, 08 de octubre de 2011, 23:40
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