Se enreda una lágrima
en mi pestaña
al ver su mueca dibujada
en lugar de una sonrisa
y surge de pronto la pregunta
al ver el sufrimiento estampado
en su pequeño rostro
cuando apenas asoma a la vida
Misteriosa es la vida e implacable
cuando un niño tiene hambre
más nunca se grita a los cuatro vientos
¿para que?
si solo con verle su diminuto rostro
podemos comprobar la pobreza
en que vive el niño de la calle.
Indiferencia clama la conciencia
al verle pasar junto a nosotros
y forzamos la sonrisa aunque nos duela
volteando nuestro rostro hacia otro lado
al reconocer que solos jamás
podríamos luchar contra ese monstruo.
Lo vive México y los países hermanos
lo vemos publicado en los periódicos,
mientras se levantan monumentos
a hombres ilustres que solo vivieron
para acumular riquezas.
Más nunca por caridad
sus ganancias compartieron
dibujando tan solo una sonrisa
en la carita del niño de la calle
porque nunca les dijeron
que en esta vida somos
tan solo peregrinos,
de paso estamos
y nada nos llevamos.
Autoría: Ma Gloria Carreón Zapata
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