Aquella cálida tarde de verano, en que el crepúsculo regalaba un aire perfumado al ambiente; me encontraba paseando por el verdioscuro dehesa, y a lo lejos vi, un gorrión aterrizar en una de las ramas de un pequeño arbusto, herido se encontraba.
Me acerqué lentamente para no ahuyentarlo, lo tomé entre mis manos; le entregué todo el cariño que es capaz de transmitir el ser humano, lo arrulle entre mis brazos, lo alimenté, le dedique mis versos, y comenzó a hacer quiebros con la voz en la garganta, retozando feliz a mi lado; rogándome suplicaba que no lo lanzara al viento, tenía sus alas rotas; las cuales trate con denuedo.
Un día me pidió que lo enjaulara, que lo atara si era posible, más suelto lo dejé. No me gusta ver las aves en cautiverio, sin embargo le pedí, que cuando quisiera marcharse, me lo comunicara; así vivimos los dos algunas lunas, un bello idilio, poeta y gorrión se unieron en un solo canto dedicado al amor.
Al pasar algún tiempo, vi el hastío dibujado en su rostro y le pregunté...
- ¿Quieres elevar tu vuelo?
- No, me contestó,
¡soy feliz a tu lado!
Y así seguimos, más yo me daba cuenta que el cariño que le profesaba, no le era suficiente. De pronto me gritó que mi amor lo asfixiaba, pidió que lo liberara, que estaba cansado de mis caricias.
Y sin decir más lo tomé en mis manos, y con un beso en su pico lo dejé en libertad, y vi, como feliz alzaba el vuelo directo a su libertad.
Y con lagrimas en mis ojos le despedí.
Adiós querido gorrión.
-¿Quieres volar? ¡vuela, vuela alto!
¿Como detener su vuelo, si de tanto amarle, solo deseaba su felicidad?
Adiós mi querido gorrión te amo tanto y al saberte libre seré feliz eternamente.
" Más luego recordé las sabias palabras de un gran jefe Sioux. Si quieren que entre ustedes el amor perdure, "VUELEN JUNTOS, MÁS NUNCA ATADOS"
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
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