Te vi a los ojos y observé tu mirada triste,
y como un libro abierto lo leí
me asomé a tu confundida alma, y vi,
que arrastrabas la tristeza compungido.
Y tu sonrisa en mueca convertida,
fingía ser feliz, pero mentías.
¿Acaso el desvarío se apoderó de ti,
y el orgullo te hizo remolcar la pena?
Como arrastra el buey el sacrificio,
que martirio tener que fingir
una fausta felicidad
y querer probar al Mundo que se es feliz.
Cuando por dentro sientes
que te desgarra el alma y sangra
el órgano hecho pedazos,
subastaste el corazón a bajo precio.
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