Te convertiste en el vicio de mi cuerpo,
que de pronto te extraña y evoca tu nombre,
en las noches de velo azul cielo,
con su esplendorosa lluvia de estrellas.
Tocar tu rostro y lamerlo todo deseo,
saborear lentamente el sabor de tu piel,
con mi lengua escribir tu nombre,
te extraño, con un dolor intenso en el alma,
grito tu nombre al viento sordo
y su eco regresa a mi lado vacio.
Súplica divina es el deseo por tenerte
lejos te encuentras no escuchas mi voz,
te miro y a lo lejos me abrazo contigo,
te hablo, y lloro al saberte en silencio.
Deseo que mata constante,
veneno es tu cuerpo que se me hizo vicio,
droga mortal que aniquila poco a poco,
a este pobre cuerpo que sin ti no sobrevive.
Vicio se me hizo amarte,
y quererte a mi lado es mi delirio,
sentír quiero tu cuerpo de amor encendido,
sobre la esperanza de sentirte mio
y para siempre morir en un placer compartído.
Bendito veneno que matas de placer el alma,
un paraiso es explorar tu cuerpo anhelado,
divina ilución es tenerte por siempre,
y entregarme toda a ti en cuerpo y alma.
Autoría: Ma Gloria Carreón Zapata.
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