Me acerqué a su boca y me bebí su aliento y en el vaho se me
escapó el alma por completo,
tiritando de ansiedad me aferré a su cuerpo y de un
santiamén nos fusionamos en el más sublime y dulce beso. Yo le entregué mi vida
y mi pensamiento, le di mi corazón, y las primicias de mi cuerpo, y él a mí me
brindó su alma embalada en juramento. Amarnos
hasta más allá del firmamento.
Aquella tarde bajo el despejado cielo sin darnos cuenta nos
bebimos
la luz del razonamiento, desde entonces mi alma es una trova
que vive cantándole al amor,
y a la vida perpetuamente. El sol alumbró mi testa alabando
nuestro encuentro y a esta gran historia de amor he dedicado esta canción que
los enamorados oirán, es nuestro canto de amor
que sobrevivirá por toda la eternidad.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
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