El poeta nunca muere;
sigue viviendo
a través de la palabra
de la brisa marina
de valles y montañas
en el silencio de la noche
y en las voces del viento.
Vive en la sonrisa de un niño,
en su mirada tierna
en el resplandor del arcoiris
en el canoro canto del cenzontle,
en el rayo partido del sol
dentro del aroma fresco de las flores
que abren al verano.
El poeta nunca muere,
sigue viviendo a través de sus letras.
Nos priva de su presencia si
más nos deja en heredad
la esencia de su nobleza.
El poeta
habita en la oscuridad del silencio
en la roca que se posa detrás del horizonte
y hace danzar al viento
mora en la luna plateada
su cómplice y compañera
en la sílaba del agua que no tiene final
en el acento de la tierra
al cual nunca lo borra el tiempo
en el punto y la coma de la nube
descansando en la linea de un poema.
Es el verso conjugado de la palabra amar
es la misma vida, más nunca muere
sencillamente se adelanta a pintar versos
en los lindes del tiempo y el espacio,
vive susurrando palabras de amor
en el oído de su fiel lector
habita en todas las cosas
porque de ellas nutre su musa.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Imagen del rey poeta Nezaualcoyótl.
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