11M, España llora en el recuerdo,
Madrid llora a sus hijos.
Mi Patria. La Tierra que me vio
nacer, en la que jugué en mi niñez misma que me vio partir en mi juventud y que
fue sembrada de muerte. Vibró como hacía décadas que no vibraba, palpitó, y la
muerte expresó su lenguaje, cobró su precio, su tributo.
La muerte, diaria compañera de la
vida acomodada en vagones de tren, habló, profirió traicionera desde el
silencio.
Disfrazada de terrorismo, voceo y
sembró la ciudad de dolor, de tragedia, de infierno en vida. El trance vistió
la urbe de impotencia ante el terror.
Madrid mandó a sus hijos a alargar
la mano de la vida, el óbito estrechó esa mano y ganó la partida. Camuflándose
entre el dolor huyó dejando atrás su legado. La parca acorralada por Madrid y
sus hijos, se habló así misma. La inmolación exhibida habla de su poder.
La lección de inanidad mental de
caótico fanatismo expresada en imágenes da cuenta de su locura. Madrid llora a
sus hijos, revive el dolor todos los años. Este día once 11M.
Madrid encaminó a sus hijos
héroes ante la tragedia, hacia la búsqueda de vida en el lúgubre cementerio ferroviario
que el deceso sembró, y recogió vida.
Madrid y sus hijos ganaron la
batalla al terror, tal vez obtuvo un efímero consuelo, un último triunfo al
saberse vencedora ante la acorralada muerte, quizá.
Actualmente Madrid llora a sus hijos.
Hoy Madrid honra a sus héroes.
Siempre quedará abierta la
pregunta del… ¿Por qué?
La política exhibiéndose en
benefactora del pueblo, aclara dudas. "Sus dudas", no las de Madrid,
no las de sus hijos.
La muerte acorralada no quiso
responder. Los restos de su obra esparcidos sembrando el dolor hablaron el
idioma del terror, y Madrid se preguntó por qué.
11M. Hoy sigue el camino del
futuro, hoy se erige en vencedora en pro de sus hijos, hoy Madrid no olvida.
Pero, sobre el dolor del recuerdo
sigue latente. Y hoy más que nunca no está sola.
Autor: Alfonso Vicente López
Saget.
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