En la soledad del alma
cuando no se tienen sueños
de pronto emerge como un
milagro la luz de la esperanza.
De volver a entrar al mundo
mágico al cuál pertenecí
hace ya mucho tiempo,
pero todo termina y de
nuevo el alma se sumerge en
las tinieblas frias del averno.
Llegas nuevamente con paso firme,
inquietando a este pobre
corazón inquieto, estás ahí,
mudo, renaciendo de la nada.
Y en noche buena me entregas
la luz de la esperanza , una cajita
llena de sueños, mimos, caricias
abrazos, besos y un te quiero.
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