Sentada frente al ordenador en espera de Numen, mis ojos se desvían y se clavan fijamente en una taza de café negro, es imposible empezar mi mañana sin deleitarme en su agradable sabor.
Es una costumbre que adquirí en
San Luis Sonora, a la edad de 20 años y por su clima extremo es una de las
ciudades más áridas de México, el calor es insoportable, pero su desértico paisaje
y su bella gente, ¡únicos!
--El sabor amargo del café, equilibra
la temperatura corporal--, me comentó aquel día Constanza mi amiga.
Y desde entonces me convertí en
una adicta más de su delicioso sabor.
Sorbo a sorbo se van formando las
ideas de lo que deseo escribir. Algunas veces escribo de ciencia ficción, otras
algún cuento Infantil, aunque igual escribo narrativas de terror, y ha de ser
cuando siento demasiado amargo el café, otras veces simplemente escribo de
corte social, poesía de amor o desamor, la inspiración va fluyendo como el café
por mi garganta.
No hay nada más hermoso como plasmar nuestras emociones; al describir algún paisaje me gusta recordar el Río Ebro del cual se dice que “el Ega, el Arga y el Aragón, hacen al Ebro Varón” el Océano Atlántico, cuando en mi viaje a España lo crucé para encontrarme nuevamente con el amor de mi vida y de paso presentar el libro Cien Lagrimas de Amor, el Cañón del Colorado, el desierto de Altar, la Bufadora en Ensenada Baja california, así como la Rumorosa, y el famoso Río Colorado, también el Río Mississippi en la ciudad de Minneapolis, donde los pintores se dan gusto trazando sus mejores obras.
Se
dice que es el cuarto Río más largo del mundo, ahí tuve el privilegio de sentarme
en medio de sus caudalosas aguas un gélido invierno, estando congelado, de lo
contrario no lo estuviera contando. Y por último el Río escondido de Villa de
Fuente, en el Estado de Coahuila, donde navegó mi inocencia e hice muchos
sueños realidad salpicándome de ilusión frente al famoso Río Bravo.
De pronto viene a mi mente el
escritor norteamericano Mark Twain, conocido como Samuel Langhorne Clemens con
las famosas e inolvidables aventuras del pelirrojo personaje Tom Sawyer, que
tanto leí y releí de pequeña y mi mente se pierde en una sola imagen, en la problemática
de la esclavitud que hasta hoy predomina en muchos países, sólo que disfrazada.
Al estar esperando a Numen
descubro como los Ríos y el Mar han estado en mi vida desde mi tierna infancia.
Lo siento amigos, hoy este día no
me fue posible escribir nada.
Autora: Ma. Gloria Carreón
Zapata.
Imagen Tomada de Google.
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