Frente a la gran palmera ella soñaba
lunas, estrellas y quedó esperando
la espera constante que no llegaba,
y de amor el alma se fue vaciando
como el mar al azul cielo anhelaba
en tanto el viento preguntaba, ¿cuándo?
de gracia risueña sería dueña
una mujer que del ideal se adueña.
Sembrando flores, cosechaba espinas
regó los lirios recogiendo cardos
plantó ilusiones en altas colinas
esperando nacieran blancos nardos,
hubo de esperanzas lanzas de ruinas
aferrose a los versos de los bardos,
luego al poeta le cantó de amores
Numen le brindó perfumadas flores.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Imagen tomada de Google.
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