No permitas que ningún hombre te esclavice por el solo hecho
de brindarte sustento y cobija. La libertad es un derecho inalienable.
No admitas que ningún hombre te amenace con quitarte lo más
preciado que posee una mujer, que son los hijos.
Muchas de las veces son el arma que utilizan para someternos
y retenernos a su lado, hasta que a ellos les place.
No dejes que ningún hombre te humille por el solo hecho de
ser mujer y creerte débil.
¡No lo eres!...
La mujer para Dios es semejante a una joya preciosa de valor
incalculable.
No toleres que nadie, absolutamente nadie, te baje la
autoestima, demuéstrale que vales mucho solo por ser mujer.
Nunca permitas un primer golpe físico, de ahí seguirán muchos
más, aunque se arrodille prometiéndote que no volverá a suceder.
No trunques tus sueños solo por complacer a un hombre que no
te valora, cuando lo has dado todo de ti, y has sido sumisa y abnegada.
La mujer de Dios, va más allá de la sumisión tiene además
diligencia, prudencia, resolución, sabiduría y valor.
¡Sigue adelante prepárate, valórate, no pierdas tu dignidad
de mujer!
No somos robots, tenemos sentimientos e iniciativa propia,
aparte de recatadas y sabias, somos dignas de respeto, y de exigirlo como un
derecho nuestro.
El hombre egoísta no permite que la mujer se supere para
poder tenerla sometida a su antojo.
Porque al final los hijos volaran a formar sus propios nidos
y tú, te quedarás sola, es la ley de la vida.
Todo ser humano tiene derecho a buscar su felicidad y si la
encuentras corre tras ella, no permitas que nadie, te arrebate el sueño de ser
feliz.
Que no te importe lo que la gente diga, se tu misma, corre,
juega, estudia, trabaja, has lo que te plazca, sin perder la humildad.
¡Vive, sé tú misma!
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Imagen tomada de Google.
No hay comentarios:
Publicar un comentario