La bruma caía en silencio enredada entre las olas
que se desplazaban lentamente empujadas por e viento,
y mi alma agitada desde la superficie contemplaba,
como las ondas se tambaleaban flotando sobre las aguas
del relente marino.
La lumbrera plateada arrullaba mis quimeras,
guardando las ansias de ser isla habitada,
un suspiro de tristeza expiró mi alma,
en lo que posaba mi rostro imaginando
que el argentado una caricia me brindaba,
y mis cabellos descansaban sobre la cresta de las olas.
De pronto el viento cesó...
y a lo lejos contemplé un navío
que se mecía entre el oleaje,
y se rompió el silencio despeinando mi alma.
Cuando las olas comenzaron a danzar
y mi corazón a saltar estrellándose
contra la melancolía de aquella noche llena de luna,
que rompió sobre la espuma la tristeza
y en sol y luna se tornó mi alma enamorada.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Imagen tomada de Google.
No hay comentarios:
Publicar un comentario