Esta noche de soledad y hastío, en que te confesé mi pena. Sentí tu alma compungida que se solidarizó con la mía, y casi, creí ver tu mano temblorosa que intentó garabatear no se que cosa, quise decirte la verdad que me atosiga, confesarte que el tiempo se me hace eterno sin tu presencia, pero no, preferí callar y conté las estrellas que cubrían poco a poco el firmamento.
Me imaginé en tus brazos alma mía, tú me cubrías con tus besos, y en cada uno de ellos hablabas de aquel proyecto detenido, me hablabas de tu amor, de tu risa fingida cuando no estaba yo presente, de la soledad que al igual que a mi me persigue cada noche de luna.
Y en una burbuja los dos nos quisimos, cuando tú me confesabas que el sentirte solo te derrumba, me vi en tu mirada y era la mía, me asomé a tu alma y descubrí que nuestra soledad era la misma.
Te besé, y en tus ojos creí ver, una chispa de luz encendida, la vida unía esas dos almas que en tardes de hastío se fundían en una sola. Cobijé tus sueños y te amé vida mía, aunque tú jamás sepas que por mi vida desfilan noches de soledad y hastío.
Ma. Gloria Carreón Zapata.
Imagen tomada de Google.
No hay comentarios:
Publicar un comentario