Me basta así, con saber que existes en lo adverso,
e imaginar, que el viento eleva tus silentes suspiros
cuando pronuncias mi nombre en el añejo
huraño desmentir de tus pecados.
Te quiero así, aunque el viento te borre atardeceres
que nunca míos pretendieron ingrato incauto
que al saber de mi vida los secretos de mi gratia plena
elegiste amarme hasta degradar tu pena.
Me basta si, con saber que llevo tu nombre en el abdomen
y tu rostro taciturno ceñido a mis elevadas areolas
y succionas de las mieles en noches de luna y ocres atardeceres
cuando pecamos estando juntos los dos,
e imaginar, que el viento eleva tus silentes suspiros
cuando pronuncias mi nombre en el añejo
huraño desmentir de tus pecados.
Te quiero así, aunque el viento te borre atardeceres
que nunca míos pretendieron ingrato incauto
que al saber de mi vida los secretos de mi gratia plena
elegiste amarme hasta degradar tu pena.
Me basta si, con saber que llevo tu nombre en el abdomen
y tu rostro taciturno ceñido a mis elevadas areolas
y succionas de las mieles en noches de luna y ocres atardeceres
cuando pecamos estando juntos los dos,
bebiendo gotas de ambrosía y de vientos embalsamados.
Te quiero así, cuando titilan en la oscuridad los asteroides
y las grietas del cerúleo derraman sobre nosotros su aguacero
aunque los dos en el tabernáculo de nuestro amor
pecamos arrebujados bajo la túnica de la lumbrera.
Te quiero así, cuando titilan en la oscuridad los asteroides
y las grietas del cerúleo derraman sobre nosotros su aguacero
aunque los dos en el tabernáculo de nuestro amor
pecamos arrebujados bajo la túnica de la lumbrera.
Autora: Ma Gloria Carreón Zapata
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