La noche estuvo callada y yo evocaba tu mirada
recordando la vez que la campana no dejaba de hacer eco
y su tintineo taladraba hasta pinchar el hueso,
más hoy al recordar es caricia para el alma.
El crepúsculo silenciaba mi boca y yo con mi lengua relamía
los mil sabores que tú en mi boca tatuabas
y mi voz se quebraba como cascada que sus aguas derramaba,
la tarde en que tú y yo, de la mano hicimos voto a la esperanza.
El momento aquél que fue florecimiento engalanado
cuando remotamente a mi encuentro ilusionado,
tu presencia me obsequiabas
y yo feliz quise contraer nupcias en esa tarde del cálido estío.
Más, faltaba un veranillo que voló despistado ausentándose de nuestro lado
el timbre se rompió haciendo añicos nuestro sueño alado
hoy escucho el retintín y disfruto recordando
aquél bello sueño de nuestro primer encuentro,
de aquél pasado y mágico verano.
Autora: Ma Gloria Carreón Zapata.
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