Titulo: En el otoño de mi vida
Todavía en el Otoño de mi vida
guardo para ti las últimas guirnaldas y rosas perfumadas
he desnudado para ti mi alma poniéndola a flor de piel
y en nuestro encuentro te sentí tan mío y te sentí tan dentro
porque mi cuerpo aún guarda fiel la esencia de la pasión soñada.
Te he enviado mis besos con el viento infinidad de veces
cubiertos de candor con creces para poder entonces sentirte muy mío
quise a veces amor haber podido atesorar el tiempo impío
pues la dulce primavera eterna y florida florecía cada día en mi piel
para de pronto fugarse cruel y herida como el más ligero soplo de vida.
Convirtiéndome así en el más crudo Otoño de los tiempos
cuando de capullo en rápida metamorfosis trasmutó a marchita rosa seca
la cual aún desprende incienso con los más tiernos aromas de su esencia guardada para ti
pues nunca dejé de soñar con el más inmenso amor de mi vida que eres tú.
Quise cual dejavú haber podido luchar contra las inclemencias del tiempo
pero ya no pude evitar que sin tiento ni sentimiento tocara mi cuerpo
porque el tiempo cruel es como si fuese el viento
que fiel arrastra todo y arrasa todo a su paso atento.
Quise retener la lozanía de mi piel de antaño
quise conservar en tamaño algo de la tan especial cadencia de mi cuerpo al andar
quise haber podido borrar los surcos que empiezan con los años a cubrir mi rostro
y todo porque la sociedad es cruel y juzga la apariencia con maldad
cuando le cierran las puertas de los trabajos a nuestra imperiosa necesidad.
En mi era otoñal no retengo más que mi belleza interna y mi conocimiento
porque eso no tiene vencimiento ni pagaré que caduque con el tiempo o como si estuviese podrido
y así celosamente guardé mi céntrica pureza que no olvido tratando de ser mejor cada día
pero la escondí con mi alegría tan profundo cuando el tiempo envió su embajadora a cobrarme el pagaré vencido.
Únicamente una fría sensación dejó en mi alma y sólo para mostrarse al mundo victoriosa
irónica y forzosa quien hoy me ha espetado que la belleza física ha caducado con el tiempo y tiene fin
cuando inexorablemente con el paso del reloj algo malvado siempre se marchita inevitablemente
De: Ma Gloria Carreón Zapata y Miguel Valdés.
Dedicada: Mutuamente.
Bellísimo Maria Gloria. Saludos. Jorge.
ResponderEliminarQué hermoso y bien narrado está este amor que se profesan, con esa chispa de protesta social referente al desempleo sobre todo en las personas mayores... FELICIDADES POETAS!
ResponderEliminar