jueves, 07 de julio de 2011 a las 8:59
Romance
de sedientas soledades
de unos ojos mirada cristalina
que en una noche bajo el hechizo de la luna
quedaban suspendidas en las nubes.
Esa tarde a punto estaba de cubrir empijamado el manto,
se escuchaba aun el canto melodioso de las aves
y el chocar del presuroso viento
que llevaba entre su vuelo, gemidos y suspiros de la bendita entrega.
Quieta quedó por un instante la noche,
solo el titilar de las estrellas se contemplaba en la quietud,
y al sentir el rocío que lloraba
no era de desconsuelo, no, era de dicha,
también se solidarizababa emocionado.
Y en el silencio solo el rumor de dos enamorados búhos
que también se amaban se escuchaba
fantasía consumada plenamente,
fue cuando el último suspiro expulsó el gemido
elevándose a la nube cuando paseaba el viento
suspendido de la nada y ahí en ese mismo instante se evaporaba.
El alma se entregaron...
umbral de un mágico verano prometido
asomaba próximo el triste otoño a nuestras vidas
y entre tanto...verde, flores, lluvia y agua cristalina.
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