Llegó el final de la dicha, caduca y hostil
llenó de vaho los espejos de mi tristeza
presagiando un ventarrón que calaba hasta los huesos
frío que rompe hasta el más fuerte sentimiento.
Sacudida por el gran y temeroso enemigo
¿que hacer ante el gran jayán que arrastra todo a su paso?
pequeñita me sentí indefensa ante el temido monstruo
¿luchar para que ? agoté las fuerzas.
Desfilaron sobre mí atacando furiosamente
lanzando el dardo de la duda
huraño, atroz despiadado enemigo que muy sutil urdió su plan
envió al campeón a arrebatar mi dicha.
Coronando su triunfo y mí derrota
cuando un fuerte huracán envolvió mi alma
y caí desplazando mi cuerpo en el gran barranco herida
pero al caer me levanté apretando mis último aliento sobre mi pecho
Dándome cuenta que un hálito de vida me quedaba
y arrojé la misma daga que me había lanzado
pero ya mi amor había engullido para siempre
he sido derrotada más jamás vencida
dejaré que pase la vida y renaceré otra vez triunfante.
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