Hoy recuerdo con afecto a mis queridos maestros
Leticia de la Rosa, Argentina y Eduardo;
de primero, segundo, tercer, cuarto y quinto año,
sin olvidar a mi querido maestro de sexto, Baltazar Garza Guerra.
A mi escuela centenario que con cariño evoco a diario.
Los de educación secundaria, prepa y facultad.
Su enseñanza se ha quedado por siempre en el alma depositada,
así mismo la sanción que seguido me otorgaban,
pretendiendo hacer de mí una chica culta y disciplinada.
Esa tabla con las fichas hacia arriba que lastimaba mis rodillas.
El borrador que volaba y en mi cabeza chocaba;
cuando por algún motivo las reglas infringía, y con mis tareas no cumplía.
Esos castigos ponían freno a mi rebeldía.
Gracias maestros porque hoy comprendo que la disciplina es fundamental en la vida.
No olvido a Cuquita Terry cuando en secundaria con el metro me daba
en el hombro y por todos lados, por cantar el himno desentonada.
Como igual algunas veces mi cuaderno pautado olvidaba.
Gracias maestro Florencio que historia universal me enseñaba
Al profesor José María Saldaña quien álgebra me explicaba
y nada se me quedaba.
A mi profe Juan José Cisneros quien civismo impartía.
Aurorita Crespo a quien le hice ver sus suerte.
Por tolerar mis desmanes de niña malcriada y engreída.
Hoy les pido perdón, agradeciendo de antemano su instrucción.
A los catedráticos de Derecho, Lic Loredo, Soberón y Esqueda,
al Lic. Pablo Martínez.
Por explicarme “que en la vida estudiamos
solamente para dejar de ser menos ignorantes”.
Y como bien lo dijo el gran filósofo griego
“Solo sé que no se nada y, al saber que no sé nada, algo sé;
porque sé que no sé nada”. (Sórates).
Este día tengo deseos de gritar al lado del profesor chileno.
Don Nicanor parra…
¡que vivan los profesores!
¡qué muera la ignorancia!
Hoy camino descalza por la vida superando todas las derrotas,
gracias a su cátedra,manifestando mi gratitud y aclarando…
Que no me siento acomplejada, ni ofendida por los castigos merecidos que en la primaria me daban, al contrario muy agradecida
y orgullosa de ustedes mis queridos maestros. Gracias Dios los bendiga.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
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