Amo el amor que profesas callado en mi honor
que sin decir nada me lo has dicho todo ya.
No han sido necesarias las palabras,
todo quedó expresado en aquellas líneas
que un día me compartiste.
Cuando cansados de tanta soledad ávidos de amor
sentimos el corazón latente,
en ese instante supimos los dos
disimular el sentimiento mutuo,
y solo al encontrarnos suspiramos
por no poder manifestar nuestro cariño.
En el otoño se unirán tu soledad y la mía
y tañeran campanas al mediodía.
Tus brazos se aferrarán a mí
y yo me afianzaré a tu vida alma mía.
Hoy se que te amo cuando al verte aparecer
un suspiro se escapa de mi pecho,
y mi mirada busca ansiosa tu rostro entre la multitud,
para después fundirnos en alma y corazón
en un inmenso y dulce beso imaginario.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata
Imagen tomada de Google
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