Se fue la caricia salpicando de gotas muertas el alma,
no obstante las palabras se fugaron mudas
a lo insondable del sepulcro
cuando bullendo sueños mi corazón latía
como fresco rocío que salpicó mis alegrías
en el tiempo que el viento danzó ululando en calma.
Transita la tarde inapetente y vacua
solo la nostalgia atraviesa silente el día,
tras el espejo contemplo afligida y triste
aquella rosa roja que me prometiste un día.
Cuando tus palabras fueron ofrendas vivas
el brillo de la aurora guardaba mis sueños
porque en la penumbra de tu aciaga mirada
habitaba la esperanza, hoy censurada por el hastío.
Quizá venturosa sea mi mañana
cuando despierte de la modorra y vea frente a mí,
lirios, rosas y la mano que me toca
¡Oh encanto de mis melancolías!
Puedo amarte mucho más,
sin embargo se fugó la caricia como el vaho,
en el viento fundido de mis tardes vacías.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Imagen tomada de Google.
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