En la oquedad de tu mirada escondiste tu vileza,
por lo tanto vi la luz encendida de dos lirios
que titilaban sobre tu alma,
¿enamorada?
temeroso forzaste al amor
a dormir bajo dos cirios encendidos.
Ahora vagas taciturno pregonando el triunfo,
silenciando con reproches tu conciencia,
y hoy sigo cantando mis versos con calma
que tranquilizan por siempre el dintel de mi alma,
así mismo bendiciéndote solemnemente.
Hoy ofrendo réquiem al recuerdo de tu amor
sepultando el lúgubre pasado,
lapidaste los sueños de antaño
hoy gime tu alma sofocando la ausencia.
No hay retorno, el crimen ha sido ejecutado
hoy he despertado y un sabor amargo paladea mi boca,
agrio como tus entrañas,
solo escucho tus falacias que se quedaron grabadas
por siempre en mi memoria de poeta enamorada,
y veo pasar las ramas espinosas y flores turbulentas
conmemorando la exhumación de aquel, nuestro amor.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
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