Te entregue mi corazón piedra,
al final descubrí que carecías de alma.
Yo calmé tu sed y tu hambre,
y mordiste la mano que te alimentaba.
Dijiste amarme con locura,
traidor, mentiste violando hasta mi cordura.
Tuviste hambre, te di mi amor,
tuviste dinero y me pagaste con traición.
No quiero que regreses nunca
porque al fin descubrí que tu amor no vale nada.
De la vida he aprendido,
que todo se logra con dolor y sacrificio.
No creas en palabras vanas,
hombre que en verdad te ama, no promete, cumple.
Mancillaste mi cuerpo amor,
al final me clavaste la daga de la traición.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Imagen Antología.
Forma poética inserta en la tradición Afgana, y en particular en las voces femeninas de la cultura Pashto, los landays, son poemas breves – generalmente de dos versos compuestos por 22 sílabas aleatoriamente distribuidas – que hoy en día se manifiestan como una forma propicia para dar seguimiento a temas de la cultura Pashto como la separación, el amor, el ingenio, el erotismo, la guerra, el llamado a las armas, el lamento, la pasión o el dolor por la tierra perdida.
Los landays son poemas que tradicionalmente se cantaban en voz de mujeres Pashto y hoy en día han conseguido retratar la imagen femenina mediante su habilidad de sintetizar un dolor común; sus virtudes: la precisión y la agudeza. La palabra landays hace honor a esta forma poética; “landays” se traduce literalmente como “serpiente venenosa de cortas dimensiones”. Cabe mencionar que la mera elocución de dichos poemas representa un tabú e inclusive graves represalias – principalmente sociales pero también incluso legales – en contra de aquellas que los divulguen.
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