Llegó la estación
y veo las hojas ocre
desprenderse de las ramas;
una a una es una flor,
la nostalgia invade mi rostro
y los recuerdos del ayer
embalsaman mi memoria
perdiéndose en la hojarasca.
Escucho voces donde el día aparece,
que hacen eco en mi memoria
en jubiloso y armonioso canto.
¡Mamá mamá, cuando yo sea grande!
Y vuela el veranillo posándose lejos,
cae el rocío al salir el sol.
Utopías cumplidas,
avecillas que volaron de sueño
en sueño lejos del nido
y triunfantes tejen anhelos primaverales,
igual que yo cuando volé del nidal.
Y hoy al llegar el otoño,
agradezco a mi Creador,
por tanta dicha inmerecida
y en lontananza una voz
me grita nuevamente aleluyada,
¡Mamá, ha comenzado el otoño
y ha llegado masticando castañas!
Y el corazón se arrebola satisfecho,
bendiciendo a su avecilla
que en águila se convirtió,
y elevó su vuelo,
ahora construye su nido
y entrelaza sueños con la niebla
allá donde el ocre
tiñe va tiñendo la vida de promesas.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
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