La vida a veces me parece injusta
cuando pido con fervor alguna cosa y no me es concedida,
entonces dudo de la existencia de Dios.
¿Pero que culpa tiene Él, de que no se cumplan mis caprichos?
He aprendido que en la vida, todo tiene un propósito,
todo lo que nos pasa, tiene un para qué.
Ha sucedido que al paso del tiempo llega la respuesta a mi petición,
más no como yo quería,
si no más bien conforme al plan de Dios.
Es por eso que no debemos forzar nuestro destino,
todo llega cuando tenga que llegar.
Esperemos cómo espera el labrador con paciencia
los frutos de la tierra que labra con constancia,
perseveremos tranquilos predicando el amor con gozo,
paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre
y seguros estemos de que todo llegará a su debido tiempo.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
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