miércoles, 5 de octubre de 2022

LA PAZ, FRUTO DE JUSTICIA.

 





¿De qué valor es proclamar la paz entre las naciones cuando se carece de fe, cuando se niega la existencia del Dios, de paz?

 Quien es el único que puede liberar del terror al mundo entero, háblese de paz espiritual o de paz entre las naciones, esta última que es ausencia total de guerra y de confrontaciones provocadas por las condiciones socioeconómicas y políticas de quienes han usado el poder en beneficio de sus malsanas pasiones y ambiciones personales. Misma que se ha proclamado desde tiempos muy remotos, entre diferentes culturas. La paz ha sido una de las búsquedas más aclamadas por la humanidad.

“En nuestro caso, la paz ya no es solo eso que definían los antiguos, sino también algo que tiene que ver con los Derechos Humanos, la convivencia, la tolerancia y una serie de garantías y valores mínimas para el bienestar humano”.

La paz no es sólo una paloma blanca, es saber vivir en tranquilidad con uno mismo y con los demás, dejando atrás envidias y rencores, procurando el bien ajeno aun a costa del propio.

Nada causa más satisfacción que sentir sosiego interior que es un don esencial de Dios, y reflejarlo en nuestra manera de ser y de conducirnos por la vida.

Mientras las cosas materiales tengan más valor que los sentimientos, seguiremos siendo víctimas de la ambición desmedida, y responsables de tanta injusticia.

Abstengámonos de furias, luchas y enfrentamientos y aprendamos a vivir en armonía, pensemos en el futuro que heredaremos a generaciones venideras, seamos ejemplo de amor, así ellos el día de mañana pondrán vivir en un mundo repleto de armonía.



 

Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.

Imagen tomada de Google.

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