Como lobos feroces que al acecho
de la candorosa ingenuidad
que amorosa brindaba su azulado brillo,
engulleron le el halo que la identificaba.
Apagando así su luz incandescente,
ávidas fauces que
aniquilaron sus dorados sueños,
hoy mastican la culpa entre falacias y hurras,
en tanto la luna se refugia en la oscura noche.
Y en secreto se columpia en el dolor
que le brindó aquel falso romance,
trampa mortal, circulo vicioso de maldad
que sigilosamente desgarró su libertad.
Repugnante maquinación urdida
licántropos despiadados que, en la llanura,
siguen a la caza de la noble luna,
quien sangra desaliento causado
por un obstinado lobo hambriento.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
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