Cuando en sus olas mecía a la Luna
impetuoso al mismo astro estremecía
la lumbrera dichosa se sentía
sin sobresalto, sin sospecha alguna.
Guardaba sus sueños en la laguna
quien misteriosa escondida lloraba
y al piélago culpable señalaba
del dolor que causaba a la lumbrera.
su amiga, confidente, compañera
quien de lo alto con su brillo alumbraba.
Quien de lo alto con su brillo alumbraba
asesora de un triste anochecer
sabio consejo solía ofrecer
ella, a quien respetaba y admiraba.
También con el argentado soñaba
guardaba en el alma grave secreto
sabiendo lo valioso del respeto
lo sagrado que es la fidelidad.
Del valor que conlleva una amistad
y ocultó su sentir en lo discreto.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.