Tú, que en noches de vigilia susurras
al oído, te quiero, te admiro, y me haces sentir dichosa, despiertas las
ilusiones y las ansias renacen. Luego me tomas entre tus brazos envolviéndome en
el ensueño de la felicidad. En tanto tus manos a placer, me brindan apasionadas
y dulces caricias, envueltos en la silente noche que suspira al contemplarnos. Que
bella locura amor, que nos importa el tiempo si contigo vivo faustos momentos,
en lo que adivino nuestro venturoso mañana, tu amén silencioso y respetuoso
busca convulsivamente mi boca para beber del elixir del placer su sutilísimo perfume.
Bogando así seguimos hasta el amanecer, entre elocuentes caricias y cálidas
promesas.
Tú, me brindas la fortuna de
sentirte mío y yo de ti. Somos uno con el noble deseo de poseernos en cada
goce, en cada espontáneo y tierno mimo, en tanto la calma augusta del verde nos
brinda su húmeda y aromática esencia, y así seguimos derrochando arrumacos que
brotan desde lo profundo del alma. Como la mar bravía que a lo lejos besa el
cielo, así tú y yo, nos buscamos en lo secreto de nuestra estrecha y amorosa
intimidad, haciendo de nuestro sueño una viva y palpitante realidad.
Autora: Ma. Gloria Carreón
Zapata.
(©copyright)
Imagen del reconocido ilustrador
Alan Ayers.
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