Cubrió el rocío aquel ancho camino
donde grabadas las huellas quedaron
de aquellos que un día mucho se amaron
se amaban y unidos por el divino.
A destiempo los separó el destino
cuando las aves alegres cantaban,
verlos pasar la dicha reflejaban
los envidiaban luna, sol y estrellas.
Cantaban de amores
las flores bellas
pétalos a su paso les lanzaban.
Pétalos a su paso les lanzaban
bañándolos con perfumada esencia
anotando románticas vivencias
que con los dedos del jilguero hilaban.
El verde por ese amor apostaba,
un día, el álgido viento a su paso
de gris oscuridad cubrió el ocaso
y borró las huellas de aquel trayecto
torciendo del cielo el camino recto
y los condujo directo al fracaso.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
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