domingo, 8 de mayo de 2022

A ELLA, MI MADRE.


 



La que extendió sus brazos para acunarme en ellos,

sin importarle el color de mi piel,

la que sin quejarse veló mis sueños

en constante placidez.

 

Ella, grabó en mi alma la esperanza de la alegría,

dotándome cada día con pizcas de su encanto.

 

Ella, la que, sin ningún reclamo,

sin importarle desfigurar su silueta

me cargó en su vientre nueve periodos

soportando el calvario de la maternidad.

 

En lugar de derramar su llanto

me tarareaba maternales arrullos.

 

En su rostro portó la dicha e ser mujer,

a ella no le importó si era azul o rosa

sólo anhelaba arrullarme entre sus suaves brazos.

 

Y con sus delicadas manos acarició mi rostro de bebé,

en lo que yo me hundía en su escote,

para seguir libando de sus dulces y exquisitas mieles.

 

Ella, mi madre la que en constante lucha,

junto a mi padre me instruyó en el camino de la verdad

su mano fue la que zurció en mi alma de trovadora

el amor, la honestidad y la humildad.



 

A ella, a mi madre Waldina Zapata H.

Dedico mi humilde verso.

Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.

© Copyright

Imagen tomada de la red.

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