Esa noche trajeron a Enzo, un cachorro Husky Malamute color
café de ojos azules, su tierna mirada conquistó a toda la familia.
-¿Otro perro, y te lo traen de noche?- Pregunté.
-Es mi regalo de cumpleaños mamá-, respondió Carlita quien en
esos días festejaría su cumpleaños.
¿Pero, por qué un perro más hija? Interrogué.
-Son adorables mamá-, dijo la joven.
-desde luego, pero ya hay varios en casa, ¿por qué otro más?
-Es un regalo de cumpleaños mamá-, respondió.
Resignada y sin decir más nada me acerqué al cachorro para
acariciarlo, jamás antes me habían gustado los animales, pero desde la llegada
de Chester, comencé a darme cuenta de lo cariñosos y fieles que eran.
El día siguiente de su cumpleaños, vi a mi hija dirigirse
hacia mí, y en sus ojos se reflejaba la preocupación.
¡Algo tiene Enzo que no quiso comer!, además como que trae temperatura
y ve como se le llenaron sus ojitos de lagañas mamá, lo llevaré al veterinario,
sólo quiere estar dormido-
-No comprendo cómo puedes echarte más compromisos con
animales hija-, le respondí en tono molesto.
Más tarde la vi regresar triste del veterinario y le
pregunté, -¿Y bien que dice el veterinario, qué le pasa a Enzo?-
-Tiene moquillo mamá-, respondió afligida.
- ¿Y eso tiene cura?, no mamá, respondió secamente.
-Estoy muy molesta, - siguió, al revisar la cartilla de
vacunas me he dado cuenta que me han estafado, no tiene el nombre del hospital
ni mucho menos el nombre del veterinario,
el joven que lo trajo desde la ciudad de Matamoros, me
aseguró que Enzo estaba vacunado, es un obsequio de Emiliano, él me pidió que
buscara mi regalo y vi que en Facebook hay páginas de venta de cachorros, y yo
misma lo busqué. Pero, ese muchacho que me lo vendió me mintió.
-No es posible que haya personas tan inhumanas haciendo
negocio con los animales, y sobretodo ingenuas como tú que caen en sus redes,
cuando hay muchos animalitos por ahí que esperan ser adoptados y muchos más por
las calles muriendo de hambre, manifesté indignada.
Enzo comenzó a convulsionar, a gritar de dolor, ella le
pasaba alimento con una jeringa así también suero por varios días, hasta que el
veterinario le sugirió dormirlo para evitarle más sufrimiento.
El día de su cumpleaños Carlita llegó a casa con el cachorro
en brazos ya muerto ahogada en llanto. Buscamos un lugar en el patio y ahí lo
enterramos.
Y así sucesivamente, le siguió Mona, la otra Malamute de tres
meses, quien, a pesar de tener sus vacunas, también fue contagiada, y de ella
siguieron los tres chihuahuas.
Sólo Chester por ser un perro que no es de raza se salvó.
Carlita buscó la página en dónde había adquirido a Enzo y
denunció al estafador, y se dio cuenta de que había más denuncias en contra del
“negocio”.
Y debajo de la denuncia de ella, un desconocido le escribió:
-Ese negocio se encuentra ubicado frente a Soriana aquí en
Matamoros, me sucedió lo mismo, pero yo le llevé el cadáver de mi perro y lo
hice que me devolviera mi dinero, esos cachorros los traen de la ciudad de
México, los venden con cartillas de vacunación falsas, aunque, el dueño no da
la cara, paga muchachos que se encargan del negocio y vaya que es un negocio
redondo para él, la estafa-
-Pero, ¿cómo es posible que existan personas sin sentimientos
que no les importa la vida de los animales y menos el sufrimiento de las
personas hija? -
-¿No dices que hoy en día hay “ fundaciones defensoras de los
animales”, dónde están?-
-Las hay mamá, la ambición desmedida ha perdido a los seres
humanos, así como comercializan con los animales lo hacen con las personas
igual, yo he visto en las noticias denuncias de madres desesperadas buscando a
sus hijas, niños y demás, y lo peor me he dado cuenta de la indiferencia de
muchos, así como de nuestro gobierno que no hace nada por ponerles un hasta
aquí a esas alimañas mal llamados seres humanos-
--Mejor cuando desee tener un cachorro adoptaré uno mamá-, te
lo prometo.
-Sucede hija que uno se encariña con las mascotas porque
llegan a ser parte de nuestra familia, y no me parece justo que existan
“personas”, si es que así se les puede llamar, que lucren con el sentir de los
demás, o lo que es peor que traten a los animales como si fueran cualquier
cosa.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Fotografía: El Cachorro Enzo.
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