Esa tarde de mayo en Coyoacán
entre tanta gente nuestra miradas
se abrazaban de lejos con afán
quedando en el silencio atrapadas.
Latiendo el corazón a mil por hora
entre romanzas de besos se unieron
y nos encontró la risueña aurora
quien a abordarnos cada vez se empeña.
En la plaza de la iglesia la conchita
juramos esa vez amor
eterno
bajo el tañer del timbre de la ermita
nos dimos aquel beso dulce y tierno.
Hoy vagan los recuerdos por mi mente
haciendo ovación a aquel gran amor
que en mi vida por siempre está presente
inolvidable, sincero, mimador.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
© (copyright)
Imagen tomada de Google.
No hay comentarios:
Publicar un comentario