Tus ojos me miraron de repente,
clavados ya en los míos
nos contemplamos fijamente,
saltó la chispa mágica del amor
mis sueños volvieron
a renacer.
Luceros que iluminan ya mis noches
impregnados de ilusión irradian dicha
sobre mi tibia piel que se estremece
al tacto de la dulce y tierna caricia.
Undívago el viento proceloso
al compás del gemido de placer
se une a un nuevo amanecer
esperando ver nuestro amor crecer.
Como buganvilla que abundante luce
en verano al llegar la floración
así nuestro amor fortalecido
algún día nos brindará vivificante brillo.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Imagen tomada de Google
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