REVELACIÓN DE AMOR
(Prosa Poética)
Quiero descifrar en tu mirada ese misterio que me cautiva;
anhelo reposar cada día en tus brazos, entregada, para saborear tus besos
hibleos: besos que saben a ti y son dulces como tu alma.
Anhelo sentir el calor de tu piel sobre la mía, para luego
descansar juntos en ese aposento donde «yacen los muertos». Pero muertos de
cansancio tras la entrega total; ese triunfo en nuestro lecho romántico donde
te leeré los versos que mi inspiración te dicta cada día. ¡Oh, amor! Quererte
como te quiero no tiene precio.
Inmensa es la eternidad, pero más inmenso es este
sentimiento que quisiera dibujar y no puedo. Solo alcanzo a decirte en trovas
cuánto te amo, especialmente cuando escucho tu voz rezar, agradeciendo de
rodillas al Eterno por las bendiciones recibidas.
Es ahí cuando te amo más, porque mi Dios es tu Dios y mi fe
es la tuya. Agradecidos, caminamos de la mano para no separarnos jamás; y si
alguien osara intentar alejarnos, que sea Dios quien juzgue su osadía. Porque
yo, vida mía, te amo y te amaré para toda la eternidad.
Trova.
Quiero leer en tu mirada
el misterio que me guía,
y en tus brazos, entregada,
reposar el alma mía.
Décima endecasílaba.
Busco el enigma que tu luz encierra,
para vivir de tu mirar prendada;
quiero en tus brazos vernos, mi adorada,
como el descanso que el amor aferra.
Si nuestra piel en el placer se yerra,
será un triunfo de paz y de alegría,
donde te lea toda mi poesía;
pues si mi Dios es tu Dios en el ruego.
No habrá en el mundo ni poder ni fuego
que logre separar nuestra osadía.
Octava Real.
Tus besos son hibleos, pura miel,
dulces como la paz de tu alma santa;
siento el calor profundo de tu piel
mientras la dicha el corazón levanta.
Rendidos tras la entrega, fiel a fiel,
la muerte del cansancio nos encanta;
de rodillas al Dios que nos ha unido,
agradecemos todo lo vivido.
Soneto.
Quiero en tu luz adivinar la suerte
de este misterio que me tiene presa,
saborear el beso que tu labio besa
y en el descanso, amándote, perderte.
Morir de amor para después verte
tras la entrega total que no nos pesa;
leerte mis versos, donde la promesa
de mi pasión se vuelve un lazo fuerte.
Inmenso es el sentir, es infinito,
cuando escucho tu voz en la oración
y al Eterno le entregas tu bendito
fervor que es mi fe y mi devoción.
Si alguien nos separa, yo lo admito:
¡Solo Dios juzgue tal profanación!
Romance.
Quiero buscar en tus ojos
el misterio de tu alma,
y reposar en tus brazos
cuando la tarde desmaya.
Probar tus besos de miel,
besos que a gloria me saben,
y quedar muertos de sueño
tras la entrega de la carne.
Inmensa es la eternidad
y más grande mi constante
de quererte cada día
cuando te escucho rezarle
al Dios que guía tus pasos
y que mi fe también comparte.
Que nadie intente apartarnos,
que nadie ose separarse,
que si vamos de la mano
solo Dios podrá juzgarle.
Autora : Ma. Gloria Carreón Zapata
@copyright.
@Alf.

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