En el corazón del bosque, donde el musgo es color y la
corteza oscura guarda el antiguo rumor,
no es gris ni rojiza la sombra que se estremece, sino un
copo de luna que entre las ramas crece.
Una ardilla de nieve, un fantasma de abril, con ojos de
azabache, de andar frágil y sutil. La albina maravilla, en su traje de encaje,
contrasta en la penumbra del verde paisaje.
Salta del pino añejo, a la encina gigante, una astilla de
brillo, un destello fugaz, distante.
no esconde nueces pardas, no busca el camuflaje, es un punto
de luz que adorna el follaje.
Pequeña aparición, silencio sin igual,
testigo del invierno, sin ser de invernal mal. Eres la
rareza, la joya inesperada, una ardilla de mármol, por la floresta amada.
@copyright.
Fotógrafia de Carl Anderson.
Minnesota.

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