La nube se alzaba en la penumbra de mis sueños, donde
navegabas en aquel mismo instante en que mi pensamiento te alcanzaba. Recorrí
tu mirada, fija en mí desde lejos, trazando un gesto que curvaba suavemente tu
boca, al tiempo que tu figura distraída me extendía los brazos sin pronunciar
palabra.
Mientras la nube se diluía, dejando una estela gris dentro
de mi alma, te dejé partir; no sin antes musitar un adiós. Fueron sueños que,
entre idas y venidas, se enlazaron buscando alcanzar la gloria. Alcé la copa
brindando por ese amor que se perdió en la nada y retrocedí a los años en que
la dicha me esperó dormida... y llegaste tú, así como hoy has partido.
Contemplé mis manos, vacías de un mañana; más en ellas vi
la huella de aquel amor tardío. Un amor que pasó y se perdió en el vacío del
olvido, pero que, estoy segura, partió hacia el cielo llevando consigo la
esencia divina de lo vivido.
Autora : Ma. Gloria Carreón Zapata.
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