domingo, 25 de mayo de 2025

BAJO LA NOCHE ESTRELLADA.

 






El aire cálido de Reynosa acariciaba el rostro de Estela mientras observaba el cielo, un lienzo infinito salpicado de estrellas que brillaban con una intensidad casi palpable.  El aroma a jazmín y tierra húmeda se mezclaba con la música lejana de una fiesta, un eco distante que no lograba opacar la serenidad de la noche.  Ella esperaba.

Su corazón latía con una fuerza que le hacía temblar ligeramente.  No era la incertidumbre lo que la inquietaba, sino la anticipación, la dulce espera de un encuentro que había soñado durante meses.  Desde que conoció a Mateo, un joven arquitecto con ojos color verde aceituna y una sonrisa capaz de derretir el hielo más resistente, su vida había tomado un giro inesperado, un rumbo hacia la felicidad que antes le parecía inalcanzable.

Mateo, un hombre de pocas palabras, pero de profundos sentimientos, le había prometido una noche bajo las estrellas, una cita romántica en el lugar más especial de Tamaulipas: el mirador del Cerro del Bernal.  El lugar ofrecía una vista panorámica de la ciudad, un mar de luces que se extendía hasta donde alcanzaba la vista.  Para Estela, sin embargo, la verdadera magia residía en el cielo, en la inmensidad del universo que parecía reflejar la magnitud de sus sentimientos por Mateo.

El sonido de unos pasos la sacó de sus pensamientos.  Mateo se acercaba, su figura recortada contra el resplandor de las estrellas.  Llevaba en sus manos una manta suave y una cesta de mimbre.  Al verla, sonrió, una sonrisa que iluminó su rostro con una intensidad que rivalizaba con la de las estrellas.

--Lo siento si te hice esperar--, dijo, su voz un susurro apenas audible sobre el susurro del viento.

-No importa-, respondió Estela, su voz llena de emoción.  -- El cielo está precioso --

 

Se sentaron juntos sobre la manta, envueltos en el silencio cómplice de la noche.  Mateo abrió la cesta, revelando una selección de quesos, frutas y vino tinto.  Mientras compartían la cena, hablaron de sus sueños, de sus miedos, de sus esperanzas.  Las palabras fluían con naturalidad, como si el cielo estrellado les prestara su magia para conectar sus almas.

Bajo la inmensidad del cielo, rodeados de la belleza de la noche, sus miradas se encontraron.  En ese instante, el tiempo pareció detenerse.  Solo existían ellos dos, unidos por un sentimiento profundo, una conexión que trascendía las palabras.  Un beso suave, casi imperceptible, selló su promesa de amor eterno, un amor que florecía bajo la noche estrellada, un amor tan inmenso como el universo que los rodeaba.

Los meses siguientes fueron un torbellino de emociones.  Su amor creció, fortalecido por el apoyo de sus familias y amigos.  Reynosa, su ciudad, se convirtió en el escenario de su historia de amor, un romance tejido con la magia de las noches estrelladas y el calor de sus corazones.  Y así, bajo la misma noche estrellada que había presenciado su primer encuentro, Mateo y Estela se juraron amor eterno, prometiendo amarse bajo la luz de las estrellas, para siempre.




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viernes, 23 de mayo de 2025

ROMANCE ENTRE CAFÉS Y SUEÑOS.

 




 

Ofelia, una joven arquitecta neoyorquina con un corazón inquieto y una sed insaciable por la aventura, llegó a Medellín buscando inspiración para su próximo proyecto: el diseño de una hacienda cafetera.  El aroma intenso del café recién molido la envolvió desde el instante en que bajó del avión, un aroma que prometía mucho más que una simple bebida.  Medellín, con sus calles vibrantes y su gente cálida, la cautivó de inmediato.  Pero fue en una pequeña finca cafetera en las montañas, rodeada de exuberante vegetación, donde encontró algo más que inspiración:  a Sebastián.

Sebastián, un apuesto caficultor con ojos color café y una sonrisa que podía derretir el hielo más resistente, era el dueño de la hacienda.  Su familia había cultivado café en esas tierras durante generaciones, heredando no solo la tradición, sino también un profundo amor por la tierra y un espíritu indomable.  Ofelia, con su mirada urbana y su pasión por la arquitectura, representaba todo lo que Sebastián no conocía, pero anhelaba descubrir.  Una chispa instantánea, un encuentro fortuito entre dos mundos aparentemente diferentes, pero con un destino común:  Colombia, la tierra de ensueño.

Los días transcurrían entre el aroma embriagador del café, el sonido relajante del agua que corría por los ríos y las conversaciones profundas entre Ofelia y Sebastián.  Él le enseñaba los secretos del cultivo del café, desde la siembra hasta la cosecha, mientras ella le mostraba la belleza de la arquitectura, la armonía entre la naturaleza y las estructuras humanas.  Sus diferencias se convertían en un puente, una conexión que se fortalecía con cada amanecer y cada atardecer.

Ofelia se enamoraba de la belleza natural de Colombia, de sus paisajes exuberantes, de la calidez de su gente y, sobre todo, de Sebastián.  Él, a su vez, se veía cautivado por la inteligencia y la energía de Ofelia, por su visión moderna y su pasión por la vida.  Sus miradas se cruzaban con frecuencia, cargadas de una tensión electrizante que rompía la barrera del silencio.  Las noches estrelladas se convertían en escenarios perfectos para confesiones susurradas al oído, promesas susurradas bajo la luz de la luna.

La pasión entre Ofelia y Sebastián crecía a cada instante, pero la sombra de la distancia se cernía sobre su romance.  Ofelia debía regresar a Nueva York, a su vida, a sus responsabilidades.  La despedida se vislumbraba como un dolor inevitable, un vacío que amenazaba con separarlos.  Sin embargo, su amor era más fuerte que cualquier obstáculo.  Prometieron mantenerse en contacto, alimentar su llama a través de cartas, llamadas y videollamadas, esperando el momento en que pudieran volver a reunirse.

El tiempo transcurría, la distancia ponía a prueba su amor, pero la llama de su pasión seguía viva.  Ofelia, inspirada por su romance con Sebastián, diseñó una hacienda cafetera que combinaba la tradición con la modernidad, la naturaleza con la arquitectura.  Un proyecto que representaba su amor por Colombia y por Sebastián.  Su trabajo fue un éxito rotundo, un testimonio de su talento y una prueba de su perseverancia.

Finalmente, Ofelia regresó a Colombia.  Su reencuentro con Sebastián fue emotivo, un abrazo que selló su amor y su compromiso.  Se casaron en una ceremonia sencilla pero llena de magia, rodeados de la belleza natural de la hacienda cafetera, con el aroma del café como testigo de su unión.  Su historia de amor se convirtió en una leyenda, un romance que trascendió las fronteras, un testimonio de que el amor puede florecer en cualquier lugar, incluso en la tierra de ensueño.

miércoles, 21 de mayo de 2025

COLOMBIA TIERRA DE ENSUEÑO.

 



 

 

En honor a nuestra añorada amiga y gran poeta colombina Raquel Rueda Bohórquez. Abrazo hasta el cielo querida amiga.

Colombia, tierra de ensueño, donde la exuberancia de la selva se funde con el azul intenso del mar Caribe.  Montañas imponentes que se pierden en el cielo, ríos caudalosos que serpentean entre verdes valles, un crisol de culturas que se entrelazan en una danza vibrante de colores y sabores.  Desde las cumbres nevadas de los Andes hasta las playas paradisíacas, Colombia es un sueño despierto, una sinfonía de vida que cautiva los sentidos y enardece el alma.  Tierra de magia, de pasión, de una belleza incomparable.

SOLEDAD.

 









Soledad, vieja amiga, compañera silenciosa de tantas horas, a veces te abrazo con gusto, otras te rechazo con amargura.  Tu presencia, a menudo invisible, se manifiesta en la quietud de una habitación vacía, en el susurro del viento entre las hojas, en la inmensidad del cielo nocturno.  Eres un espacio, un vacío que se llena con la introspección, con la reflexión, con la creación.

En la soledad encuentro la fuerza para enfrentarme a mis miedos, a mis dudas, a mis propias limitaciones.  Es en tu abrazo donde puedo ordenar mis pensamientos, donde puedo escuchar mi propia voz sin la interferencia del ruido externo.  Es en tu compañía donde puedo descubrir la profundidad de mi ser, el misterio que me habita.

No obstante, la soledad también puede ser una prisión, un lugar de aislamiento y desesperación.  En esos momentos, tu abrazo se siente pesado, sofocante.  La quietud se convierte en un eco de la tristeza, la introspección en una espiral de autocrítica.  El vacío se torna abrumador, un vacío que exige ser llenado, no con la reflexión, sino con la compañía, con el contacto humano.

La clave, entonces, reside en el equilibrio.  En el arte de abrazar la soledad cuando nos fortalece, y en la valentía de buscar la compañía cuando nos debilita.  Soledad, vieja amiga, eres un espejo que refleja tanto la belleza como la fragilidad de la existencia.  Aprendo a convivir contigo, a valorarte y a respetarte, sabiendo que eres una parte integral de mi ser, una compañera a la que, a veces, necesito tanto como a la alegría de la compañía humana.

martes, 20 de mayo de 2025

EL CANTOR DE LA POETA.

 






El cantor de la poeta no era un hombre de voz imponente ni de gestos grandilocuentes.  Su canto era un susurro, una corriente subterránea que brotaba de la tierra misma, llevando consigo el aroma de la tinta fresca y el eco de los versos no escritos.

 No se paraba en escenarios iluminados, sino en rincones silenciosos, donde la luz se filtraba a través de hojas de árboles antiguos.  Su público no eran multitudes rugientes, sino las sombras de la noche, los susurros del viento entre las ramas, la paciente quietud de las piedras.

Su instrumento no era una lira reluciente, sino la propia voz, modulando las inflexiones y los silencios con una precisión milimétrica.  Cantaba los poemas de la poeta, no como una simple interpretación, sino como una transmutación.

Cada palabra, cada pausa, cada inflexión, era una pincelada que añadía nuevos matices a la obra original, revelando capas ocultas de significado.

Su voz era el puente entre la página impresa y el alma del oyente, transportando al receptor a un universo de emociones vívidas y paisajes oníricos, donde la realidad y la ficción se confundían en un abrazo embriagador.

El cantor era la encarnación misma de la poesía, un eco silencioso que resonaba en el corazón de la noche, perpetuando la obra de la poeta para la eternidad.

 

 

Autora : Ma. Gloria Carreón Zapata.

@Copyrigth.

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MADRID.

 





El Barrio de las Letras, con sus calles estrechas y empedradas, respira historia en cada rincón.  Más allá de los nombres ilustres que dan título a sus vías, Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, etc, existe un amor silencioso, casi imperceptible, que se filtra entre las piedras y se respira en el aire. No es un amor romántico, apasionado, el que se grita a los cuatro vientos. Es un amor más profundo, más arraigado, el que nace de la convivencia, de la tradición, de la memoria colectiva.

Es el amor por la literatura, por la cultura, que se palpa en las librerías antiguas, en la quietud de las bibliotecas, en el murmullo de las conversaciones en las terrazas de los cafés. Es el amor por el pasado, que se refleja en la arquitectura, en los patios escondidos, en las placas conmemorativas que recuerdan a los gigantes literarios.  Es un amor que se siente en la atmósfera, en la propia esencia del barrio, un amor que se saborea en cada paso, en cada descubrimiento.

Este amor no es efímero, es perdurable, una herencia que se transmite de generación en generación.  Es el amor que une a los vecinos, a los libreros, a los turistas, a todos aquellos que se sienten atraídos por la magia de este lugar.  Un amor silencioso, pero profundamente arraigado en el corazón del Barrio de las Letras, un amor que perdura a través del tiempo, un amor por la vida, por la cultura, por la historia, un amor que se respira en Madrid.

Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.

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AMOR ETERNO

 







El viento susurraba su nombre entre las hojas secas de otoño, un nombre que aún resonaba en el silencio de mi alma.  No era un susurro fúnebre, ni un lamento desgarrador, sino una suave melodía que me recordaba que nuestro amor trascendía las barreras de la vida y la muerte.

 Aunque su cuerpo yace bajo la fría tierra, su esencia se funde con el aire que respiro, con la luz del sol que acaricia mi rostro, con el canto de los pájaros que alegran el amanecer.  Su recuerdo no es una herida abierta que sangra con cada latido, sino una cicatriz luminosa, una marca indeleble en mi ser.

No es la ausencia lo que siento, sino una presencia sutil, constante, que se manifiesta en cada rayo de luna, en cada estrella fugaz, en cada aroma que despierta en mi memoria un instante compartido, una caricia, una mirada, una palabra.  El amor no termina en la tumba; trasciende la carne mortal y se transforma en algo etéreo, inmortal, eterno.

 Aunque nuestro cuerpo ya no se une físicamente, nuestros espíritus bailan en un espacio intemporal, donde el amor florece aún más allá de la muerte.  Y sé, con una certeza profunda, que aunque las estaciones cambien y la vida continúe su curso, nuestro amor, como una estrella fugaz, dejará una huella brillante y perdurable en la inmensidad del universo.




Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.

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LA MISIÓN DEL POETA.

 



 

La misión del poeta trasciende la simple creación de versos rimados. Si bien la belleza estética y la musicalidad del lenguaje son inherentes a su obra, la verdadera misión del poeta radica en la exploración y expresión de la experiencia humana en toda su complejidad. Es un traductor de emociones, un explorador del alma, que busca desentrañar los misterios del ser y compartirlos con el mundo.

A través de la metáfora, la alegoría y la imagen poética, el poeta nos ofrece nuevas perspectivas sobre la realidad, desafiando nuestras percepciones y ampliando nuestra comprensión de nosotros mismos y del universo que nos rodea. Su misión no es solo estética, sino también ética y social. Al dar voz a los silenciados, al denunciar las injusticias y al celebrar la belleza del mundo, el poeta contribuye a la construcción de una sociedad más justa y consciente.

En definitiva, la misión del poeta es la búsqueda incesante de la verdad y la belleza, expresadas a través de un lenguaje que conmueve, inspira y transforma. Es un acto de valentía, de vulnerabilidad y de profunda conexión con la condición humana. Su legado no se limita a las páginas de sus libros, sino que se extiende a las mentes y corazones de quienes se dejan conmover por su arte.

 

Autora : Ma Gloria Carreón Zapata

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UN ÁNGEL ROSA.

 





Un ángel rosa, de alas de pétalos suaves y delicados, descendió del cielo crepuscular.  Su piel, el color de la aurora boreal, irradiaba una luz tenue, casi etérea.  No trajo consigo mensajes de fuego y azufre, sino la fragancia sutil de rosas silvestres y un silencio que resonaba con la promesa de un amanecer eterno.  Sus pasos, apenas un roce invisible sobre la tierra, dejaron tras de sí un rastro de pétalos que se desvanecían al contacto con el rocío de la noche. Un ángel rosa, un susurro de esperanza en el crepúsculo del mundo.

 

 

Autora:  Ma. Gloria Carreón Zapata

LA AMBICIÓN DESMEDIDA.

 







La ambición, ese motor que impulsa a la humanidad hacia el progreso, puede convertirse en una fuerza destructiva cuando se desborda.  La ambición desmedida, lejos de ser un impulso positivo, se transforma en una vorágine que consume al individuo y a quienes le rodean.  Su búsqueda incesante del poder, la riqueza o el reconocimiento, eclipsa la moral y la ética, llevando a la persona a tomar decisiones que, a menudo, resultan perjudiciales para sí misma y para los demás.

Ejemplos históricos abundan: desde los emperadores romanos que sacrificaban legiones enteras en aras de su gloria, hasta los magnates de la industria que explotan a sus trabajadores en pos de mayores beneficios, la ambición desmedida ha sembrado la destrucción a lo largo de la historia.  No se trata de la ambición sana, aquella que nos motiva a superarnos y alcanzar nuestras metas de forma ética, sino de una sed insaciable que no conoce límites.  Esta ambición ciega a la persona, la aleja de sus valores y la convierte en un instrumento de su propia obsesión.

La consecuencia inevitable de esta falta de control es el sufrimiento.  La búsqueda constante de "más" genera una insatisfacción perpetua, una ansiedad que impide disfrutar de los logros alcanzados.  La relación con los demás se deteriora, ya que la ambición desmedida prioriza el interés personal por encima de cualquier otro vínculo.  En última instancia, la persona queda sola, rodeada de los restos de su propia destrucción.

En conclusión, si bien la ambición puede ser un motor de progreso, es fundamental mantenerla bajo control.  Cultivar la humildad, la empatía y el respeto por los demás son elementos esenciales para evitar que la ambición se convierta en una fuerza destructiva.  El equilibrio entre la aspiración al éxito y la consciencia moral es la clave para una vida plena y significativa.

 

 

 

Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.

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ÉL, VIENE PRONTO.

 




Pronta está su venida, como la aurora que precede al sol, como la brisa que anuncia la tormenta.  Se presiente en el silencio, en la vibración sutil del aire, en la anticipación contenida que se respira.  Un latido en el corazón del mundo, una promesa susurrada al viento.  Pronta está su venida, y con ella, el cambio, la transformación, el renacer.  La espera, a punto de culminar, se tensa como una cuerda de arco, lista para soltar la flecha del destino.

 

 

 

Autora Ma. Gloria Carreón Zapata.

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¡DESPIERTA HUMANIDAD!












 

 

La humanidad se encuentra en un punto crucial de su historia.  El progreso tecnológico, aunque asombroso, ha traído consigo una serie de desafíos que amenazan nuestra supervivencia y la del planeta.  El cambio climático, la desigualdad social y la degradación ambiental son solo algunos ejemplos de las consecuencias de nuestras acciones.  No podemos seguir ignorando estas realidades.  Despertar de esta complacencia es imperativo.

La evidencia científica sobre el cambio climático es abrumadora.  El aumento de la temperatura global, el derretimiento de los polos y los fenómenos climáticos extremos son una llamada de atención.  Nuestra dependencia de los combustibles fósiles y la falta de políticas ambientales efectivas nos conducen a un futuro incierto.  Necesitamos un cambio radical en nuestra forma de producir y consumir energía, adoptando fuentes renovables y promoviendo la eficiencia energética.

La desigualdad social, igualmente, es una amenaza para la estabilidad y el progreso.  La brecha entre ricos y pobres se amplía cada día, creando un sistema injusto que perpetúa la pobreza y la exclusión.  Es necesario implementar políticas que promuevan la justicia social, la igualdad de oportunidades y una distribución más equitativa de la riqueza.  La educación y el acceso a recursos básicos son fundamentales para lograr una sociedad más justa e inclusiva.

Finalmente, la degradación ambiental es una consecuencia directa de nuestra actividad humana.  La deforestación, la contaminación y la pérdida de biodiversidad amenazan la salud del planeta y nuestra propia supervivencia.  Debemos adoptar prácticas sostenibles, proteger los ecosistemas y promover la conservación de la naturaleza.  La responsabilidad ambiental es responsabilidad de todos.

Despertar, humanidad, implica asumir la responsabilidad individual y colectiva.  Es necesario un cambio de mentalidad, una mayor conciencia y una acción decidida para afrontar estos desafíos.  Solo a través de la colaboración, la innovación y el compromiso podemos construir un futuro sostenible y equitativo para todos.  El tiempo para actuar es ahora.

 

 

 

Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.

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ME SABE A PERÚ.

 




 

El viento costeño susurra secretos a las olas que besan la arena dorada. Bajo un cielo inmenso y estrellado, se tejen historias de amor en la tierra del Inca.

 Los ojos oscuros, profundos como las lagunas andinas, se encuentran y se pierden en un mar de pasión.

 Las guitarras lloran melodías antiguas, mientras las parejas bailan al ritmo de la marinera, sus cuerpos entrelazados en un abrazo que habla de una historia ancestral.

El romance en el Perú, un canto a la tierra y al amor, una mezcla de fuego y ternura, bajo el sol radiante y la luna llena que ilumina las noches mágicas.




Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.

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OASIS DE VIDA.

 





Chile, de mis amores, tierra de contrastes infinitos,

donde el desierto florece en un oasis de vida

y los Andes se alzan majestuosos, desafiando al cielo.

 El viento austral acaricia mi rostro,

susurrando historias de valentía y resistencia.

El aroma a tierra húmeda después de la lluvia,

 la fuerza del mar embravecido,

la quietud serena de los lagos cristalinos.

 Chile, de mis amores, en cada rincón palpita la historia,

 la cultura, la pasión de un pueblo indomable.

Un canto a la libertad, a la lucha, a la belleza indómita

 de una tierra que me cautiva el alma.

 

 

Autora : Ma. Gloria Carreón Zapata.

Embajadora Cultural de Chile País de Poetas.

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A Enrique Quiroz Castro.

 

 




A Enrique Quiroz Castro.

(Escritor y Poeta, de Piura, Perú)



Al poeta de Piura, que con sus versos teje tapices de sol y arena,

que canta a la tierra seca y al mar embravecido,

que encuentra la belleza en la sencillez de un paisaje desértico.

Sus palabras, un canto a la vida que brota en medio de la aridez,

un eco de la tradición y la historia,

un homenaje a la fuerza y la resiliencia del pueblo piurano.

Al poeta de Piura, que con sus rimas llena de luz y color la poesía peruana.

 

 

 

Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.

Mexicana.

Maestro, con todo mi respeto, admiración y cariño.

20/05/ 2025

"MA GLORIA CARREÓN ZAPATA"

 




Con mucho cariño, este humilde acróstico dedicado a mi querida, bella e ilustre amiga, la gran Poeta de México:

 

"MA GLORIA CARREÓN ZAPATA"

( Acróstico )

 

Magnifica poeta y escritora,

Admirable es su verbo y su hermosura.

Radiante como el sol es su alma pura,

Ilustre es su labor de embajadora.

Amante de elevar sus fantasías,

Grandiosas son igual que flores bellas,

La admira el sol, la luna y las estrellas.

Orienta hacia el amor su poesía.

Revela en su alma bella la sapiencia.

Insigne pero humilde es su grandeza.

Amar al Dios de Amor es su riqueza.

Consuela con la luz de su presencia.

Adora ser oasis del desierto

Regalando las aguas de su fuente.

Reparte sus poemas diariamente,

En cada corazón y en cada huerto.

Orar con devoción le da confianza.

Nadie puede impedirle su camino,

Zafiros en sus versos cristalinos

Acuden a su mente sin tardanza.

Preciosa esta mujer, camina erguida,

Al frente de la pena, o del amor.

Transita la alameda de la vida,

Atada a la hermosura de una flor.





Autor:

ENRIQUE QUIROZ CASTRO

Piura Perú 20/05/2025

Derechos reservados ®

jueves, 15 de mayo de 2025

LA MUJER QUE LEE Y ESCRIBE.

 







La mujer que lee y escribe es un jardín secreto, donde florecen las palabras como flores silvestres, perfumando el aire con la esencia de sus sueños.  Sus ojos, dos luceros que navegan por mares de tinta, descubren en cada página un nuevo continente, un nuevo universo por explorar.  Sus manos, ágiles y delicadas, tejen con letras la urdimbre de su alma, creando tapices de emociones, de experiencias, de verdades ocultas.

Es un ave fénix renaciendo de las cenizas de cada página leída, un río caudaloso que fluye con la fuerza de sus propias palabras, esculpiendo con ellas el paisaje de su ser.  Su escritura es un canto a la libertad, un himno a la existencia, un susurro al viento que lleva sus pensamientos a rincones lejanos.  Cada palabra es una estrella fugaz, dejando tras de sí un rastro luminoso de belleza y misterio.

Ella es la luna que ilumina las noches oscuras con el resplandor de su intelecto, el sol que derrite el hielo de la indiferencia con el calor de su pasión.  Es un faro que guía a otros a través de la tempestad de la vida, ofreciendo un refugio seguro en el puerto de sus letras.  La mujer que lee y escribe es un enigma, un misterio, una fuerza indomable que transforma la oscuridad en luz, la duda en certeza, el silencio en canción.




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NO TE ENAMORES DE UNA ARQUITECTA DE SUEÑOS.

 








La mujer que lee y escribe es un universo en expansión.  No es solo una lectora pasiva, absorbiendo historias; es una constructora de mundos, una tejedora de realidades, una arquitecta de sueños.  Sus dedos, que acarician las páginas, también dan forma a las letras que plasman sus propias experiencias, sus propias verdades.  En cada libro que lee, encuentra ecos de sí misma, fragmentos de su propia alma reflejados en las páginas.  Y en cada palabra que escribe, se revela, se reconstruye, se redefine.

Su escritura no es un mero acto de transcripción; es una declaración de independencia, una afirmación de su existencia.  A través de ella, comparte sus miedos, sus anhelos, sus alegrías, sus dolores.  Con cada trazo de pluma o pulsación de tecla, construye puentes de comunicación, tejiendo una red invisible que conecta su interior con el mundo exterior.  Es una voz que se alza, una perspectiva que se comparte, una historia que se cuenta.

La mujer que lee y escribe es una fuerza poderosa, una corriente subterránea que fluye con constancia, modelando el mundo a su paso.  Su conocimiento se convierte en sabiduría, su imaginación en innovación, su escritura en legado.  Es una mujer que se empodera a través del conocimiento, que se fortalece con cada palabra leída y escrita, y que, en última instancia, transforma la realidad que la rodea.  Es una mujer que, al leer y escribir, se convierte en creadora de su propio destino.



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NO TE ENAMORES DE UNA POETA

 







UN LABERINTO DE TINTA Y EMOCIONES.

 

 

El consejo "No te enamores de una poeta" resuena con una advertencia sutil pero profunda. No se trata de una simple repulsa hacia las mujeres dedicadas a la poesía, sino una reflexión sobre la naturaleza misma del amor y la creatividad, y la compleja intersección entre ambos.  Amar a una poeta implica sumergirse en un mundo de emociones intensas, de vulnerabilidad expuesta y de una sensibilidad a flor de piel.  Es un amor que se alimenta de la palabra, de la metáfora, de la búsqueda incesante de la belleza y la verdad, pero también de la soledad inherente a la creación artística.

La poeta, en su búsqueda de la expresión, excava en las profundidades de su ser, desenterrando emociones a menudo dolorosas, experiencias íntimas y reflexiones existenciales.  Su corazón, un crisol de sentimientos, se vierte en sus versos, dejando al descubierto una fragilidad que puede ser a la vez fascinante y aterradora.  Amarla implica comprender y aceptar esta vulnerabilidad, esta constante fluctuación entre la euforia creativa y la melancolía introspectiva.  Es un amor que exige una empatía profunda, una capacidad de abrazar la complejidad y la intensidad de su mundo interior.

Sin embargo, la advertencia no carece de fundamento.  El amor por una poeta puede ser un laberinto de tinta y emociones, un viaje a través de paisajes literarios que pueden ser tan hermosos como desoladores.  La intensidad de su sensibilidad puede ser abrumadora, su capacidad de introspección puede generar una distancia emocional que, aunque necesaria para su proceso creativo, puede resultar difícil de navegar en una relación amorosa.  Sus palabras, tan llenas de vida y pasión en el papel, pueden a veces convertirse en un arma de doble filo, capaces de herir tanto como de sanar.

Amar a una poeta requiere una comprensión profunda de su arte y de su proceso creativo.  Es un amor que demanda paciencia, respeto y una capacidad de aceptar la dualidad inherente a su ser: la mujer que ama y la poeta que crea.  Es un amor que puede ser profundamente gratificante, pero también exige una fortaleza emocional considerable.  Por lo tanto, el consejo "No te enamores de una poeta" no es una prohibición, sino una advertencia, una invitación a la reflexión sobre la naturaleza del amor y la capacidad de navegar las complejidades de un corazón que late al ritmo de la poesía.  Es un amor que, si se enfrenta con madurez y comprensión, puede ser una experiencia transformadora e inolvidable.




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LA MISIÓN DEL POETA.

 







 

 

La misión del poeta trasciende la simple creación de versos rimados.  Si bien la belleza estética y la musicalidad del lenguaje son inherentes a su obra, la verdadera misión del poeta radica en la exploración y expresión de la experiencia humana en toda su complejidad.  Es un traductor de emociones, un explorador del alma, que busca desentrañar los misterios del ser y compartirlos con el mundo.

A través de la metáfora, la alegoría y la imagen poética, el poeta nos ofrece nuevas perspectivas sobre la realidad, desafiando nuestras percepciones y ampliando nuestra comprensión de nosotros mismos y del universo que nos rodea.  Su misión no es solo estética, sino también ética y social.  Al dar voz a los silenciados, al denunciar las injusticias y al celebrar la belleza del mundo, el poeta contribuye a la construcción de una sociedad más justa y consciente.

En definitiva, la misión del poeta es la búsqueda incesante de la verdad y la belleza, expresadas a través de un lenguaje que conmueve, inspira y transforma.  Es un acto de valentía, de vulnerabilidad y de profunda conexión con la condición humana.  Su legado no se limita a las páginas de sus libros, sino que se extiende a las mentes y corazones de quienes se dejan conmover por su arte.

 

 

Por:  Ma Gloria Carreón Zapata

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EL SOMBRERO DEL POETA.

 



 

El sombrero del poeta no era un simple accesorio; era un universo en miniatura. Un viejo sombrero de fieltro, gastado por el tiempo y ablandado por la lluvia, que guardaba en sus pliegues la memoria de innumerables amaneceres y atardeceres presenciados desde rincones olvidados de la ciudad.

Su ala, ligeramente desflecada, parecía albergar los susurros de las musas, susurros que el viento recogía y llevaba a los oídos de los transeúntes distraídos.

Manchas de tinta, como constelaciones dispersas, salpicaban su superficie, recordando versos improvisados, anotaciones apresuradas, ideas fugaces que el poeta había capturado antes de que se desvanecieran en el vacío.

Su interior, suave y desgastado por el roce de la cabeza pensante, conservaba el aroma a papel viejo, café recién hecho y tabaco rubio, un perfume embriagador que evocaba la atmósfera de los cafés literarios y las noches de insomnio dedicadas a la creación.

El sombrero del poeta no era solo un protector contra el sol o la lluvia; era un símbolo, un amuleto que le recordaba su propósito, su misión de dar forma a las palabras, de atrapar la belleza efímera del mundo y plasmarla en versos inolvidables. Era, en definitiva, una extensión de su alma, un reflejo tangible de su universo interior.



Por: Ma. Gloria Carreón Zapata.

Fotografía: Joaquín Sabina.

 

EL OLVIDO, TU OLVIDO.

    Acíbar amargo es el olvido, un trago que quema la garganta,   un vacío que se expande en el pecho.   El sabor de la ausencia...