La misión del poeta trasciende la simple creación de versos
rimados. Si bien la belleza estética y
la musicalidad del lenguaje son inherentes a su obra, la verdadera misión del
poeta radica en la exploración y expresión de la experiencia humana en toda su
complejidad. Es un traductor de
emociones, un explorador del alma, que busca desentrañar los misterios del ser
y compartirlos con el mundo.
A través de la metáfora, la alegoría y la imagen poética, el
poeta nos ofrece nuevas perspectivas sobre la realidad, desafiando nuestras
percepciones y ampliando nuestra comprensión de nosotros mismos y del universo
que nos rodea. Su misión no es solo
estética, sino también ética y social.
Al dar voz a los silenciados, al denunciar las injusticias y al celebrar
la belleza del mundo, el poeta contribuye a la construcción de una sociedad más
justa y consciente.
En definitiva, la misión del poeta es la búsqueda incesante
de la verdad y la belleza, expresadas a través de un lenguaje que conmueve,
inspira y transforma. Es un acto de
valentía, de vulnerabilidad y de profunda conexión con la condición
humana. Su legado no se limita a las
páginas de sus libros, sino que se extiende a las mentes y corazones de quienes
se dejan conmover por su arte.
Por: Ma Gloria Carreón
Zapata
(Copyright)
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