Décimas endecasílabas.
Dueto
Literario.
Antonio
Escobar Mendivez.
¡Hola! -me
dijo- con su mano alzada.
Tenía entre
sus dedos una rosa
y en sus
cabellos una mariposa
bebía de la
luz de su mirada.
La vio la
tarde, se quedó asustada
porque
llevaba en sí, la primavera
con sus
flores azules. La gavera
de su alma
al sol guardaba. El agua pura
su corazón
manaba y su ternura
sentada en
la plazuela de la espera.
Ma. Gloria
Carreón Zapata.
Sentada en
la plazuela de la espera
bañada con
la esencia de las flores
le cantaba al riachuelo sus dolores
para que el
astro el astro rey del cielo oyera.
a capelo
entonaba a su manera
le dialogaba
de amores fallidos
dulzones,
ásperos sueños bebidos
le
preguntaba, cuál era el pecado.
Tal vez
haber amado demasiado
o quizá, por
no haber bien elegido.
Antonio
Escobar Mendivez
hizole adiós
a la tristeza humana
con el
pañuelo oscuro del olvido.
cómo tarda
en llegar, hoy no ha venido
a asomar su
sonrisa en mi ventana.
La tarde se
sonrió y en la temprana
aparición de
la sonriente luna
miró al
crepúsculo irse. En la laguna
se sintió la
presencia de la noche.
Y en ese tu
¡hola! se sintió el derroche
de cantatas
de amor y de fortuna.
Ma. Gloria
Carreón Zapata.
De cantatas
de amor y de fortuna
su sueño
estrena alegre melodía
nostalgias y
penas olvidaría
arrojando el
botón a la alba duna.
Sin
miramientos ni aflicción alguna
hoy al Sol
le ha brindado su sonrisa
con el
rostro bañado por la brisa
abriendo la
ventana al alborozo.
Del viento
se bebió gotas de gozo
y ambos
visten de dicha una camisa.
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