Va el viento aullando herido
despreciado por la luna
pues no tuvo la fortuna
de ser el dichoso elegido.
Se le enredó el loco orgullo
en el cuello y en los pies.
se fue dando traspiés
lanzando sordo murmullo.
Suyo era ese inusitado brillo
suya la azul cristalera,
él, lejos hizo que huyera
pues se portó como un pillo.
Hoy la protege el fulgido lucero
quien suaves melodías canta al oído,
justicia le hizo le buen cupido
enviándole un astro amoroso, leal, sincero.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Imagen de la red.
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