domingo, 5 de mayo de 2019

LA LUNA ME SONRIÓ.



Buscando entre la bruma no sé qué cosa
deambulé toda la noche por aquél vergel
un canto de grillos me guiaban hacia el ángel
aquella noche de abril triste y misteriosa.

Plañida de soledad el alma suspiraba
amartelado el tonto corazón hecho pedazos 
sintiendo en carne viva del veneno los flechazos
pena y desencanto vacío, sintió que expiraba.

De pronto, aquellos grandes ojos asomaban
el velo cayó y él me extendió sus recios brazos
igual que yo al mirarme sintió dulces pinchazos
bajo la luz de sus ojos mis pies se postraban.

El órgano moribundo sintió del amor los chispazos
resucitando se negó a morir, comenzando a fantasear
la luna celestina me sonrío y comenzó a bisbisear
guiando al paraíso del amor nuestros pies descalzos.

Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Imagen tomada de Google.

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