¡Detengan el fuego de las armas!
Que el Rey del Amor ha de nacer;
vistamos de bondad nuestras almas,
pues solo el bien ha de vencer
y la paz calmará nuestras alarmas.
Él viene, ha venido y vendrá,
nuestro llanto amargo lavará.
Confía ciego en el Salvador,
que al escuchar nuestro clamor
sus ángeles del cielo enviará.
¡Silencien el trueno y el quebranto!
No más estruendo, no más espanto,
que ya desciende el Niño Santo;
bendita luz sobre el mundo derramará
y nos protegerá bajo su manto.
Derriben los muros y las inquinas,
el odio ancestral que nos separa;
que su humilde corona de espinas
detenga el golpe de las metrallas
y limpie hasta las sombras asesinas.
Autora : Ma. Gloria Carreón Zapata.
21 /12/2018.

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