Se acercan con la mansedumbre de los corderos, con la
palabra "amigo" aún tibia en los labios, pero en sus ojos no hay luz,
sino cálculo.
Son arquitectos del
provecho, artesanos de una cercanía ficticia que solo busca el beneficio del
inventario ajeno.
Te estudian como
quien mide un terreno para edificar su propia gloria sobre tus ruinas.
Te envuelven en abrazos de seda, pero en el pliegue de su
túnica esconden el acero frío de la envidia.
Su amistad es una
inversión a corto plazo: mientras tus frutos alimenten su hambre, serás su sol;
pero en cuanto la cosecha flaquea o tu brillo les estorba, la mano que ayer te
sostenía se convierte en el puñal que busca tu espalda.
No hay honor en su traición, solo la miseria de quien no
sabe construir nada propio y necesita devorar lo ajeno para sentirse vivo.
Al final, se marchan dejando un rastro de ceniza, olvidando
que la puñalada que dan hoy es la herida que mañana les impedirá dormir en paz.
Autora : Ma. Gloria Carreón Zapata.
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