domingo, 21 de diciembre de 2025

EL PLATO QUE ESPERA.

 





​En la mesa brilla el cristal, el pan y el vino,

hay un calor de hogar que el alma consuela,

pero afuera, el frío marca otro destino

y el hambre en la noche, triste, desvela.

 

​No quiero que el pavo sepa a egoísmo,

ni que el brindis ignore al que está solo,

que no nos separe el oscuro abismo

del que no tiene nada y lo pierde todo.

 

​¡Abre la puerta! Pon un sitio más,

que no falte silla, ni falte el abrigo,

que la Navidad no es mirar hacia atrás,

es partir el pan con el que no es tu amigo.

 

​Que aquel que camina sin rumbo ni cena,

encuentre en tu mesa su luz y su guía,

que compartir la dicha, quita la pena

y llena el pesebre de paz y alegría.

 

​Bendita la mano que invita y que ofrece,

bendita la sopa que el cuerpo calienta,

pues cuando se da, el amor siempre crece

y el hambre del mundo, por fin, se ahuyenta.

 

 

 

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