domingo, 31 de julio de 2011

UN POETA QUE CABALGÓ EN LA DISTANCIA







Llegaste tú como galerna fresca bañada de roció
embriagando al corazón y lo prendiste junto al tuyo
haciendo nudo mi mascada y ya no la soltaste,
hiciste a un lado mis gafas 
para contemplar la tristeza de mis ojos
que ilusionados desprendían 
un brillo celestial al solo mirarte,
cuando nuevamente el alma emocionada 
danzaba una melodía jamás escuchada
estrellas titilaban enamoradas 
colgando nuevamente 
la esperanza en mis labios.


Llegaste tú, cual sueño errante 
compañero fiel con alma de poeta,
surcando abismos de hielo
 y mil caminos polvorientos


al llegar me tomaste de la mano
atando mis versos y una prosa 
sobre tus labios grabaste tu nombre,
¿quien eres te pregunté?
soy el poeta que cabalgando en la distancia 
me eché en tu búsqueda.


Te he buscado muchas lunas, 
viajando de norte a sur,
 aquella gitana que un día leyó tu suerte 
se apiadó de mi cuando me avizoró
cabalgando cabizbajo 
con la decepción grabada en mi rostro


Me preguntó si era yo
 aquel caballero perdido en la distancia,
 al fin estamos frente a frente los dos, me dijo...
en ese momento sentí un frío 
recorrer mi cuerpo por completo
--¿entonces quien era aquel 
que hace ya lunas usurpó tu lugar?--


Le pregunté meditando sobre un día 
en que la suerte se aferró a mi
confiándome sobre el amor 
del extranjero que un día creí amar,
--amar y querer no es lo mismo--, me dijo.


Yo soy aquel caballero que colgó en su cuello
versos para salir a buscarte,

un día que sumido en la tristeza
 leí tus letras cuando de pronto
 el corazón gritó.

¡Es ella! al momento supe que eras 
la dama dormida sobre nubes esperándome

pacientemente y yo siguiendo señales de los dioses 
galopé en contra del tiempo y la distancia.


Cuando a punto estuve de desfallecer 
surgió en mi la esperanza 
de que no fueras un sueño

que la vida se apiadara.

Y yo, traidora, en ese momento 
una lágrima me traicionó

el corazón de gozo al mismo tiempo 
comenzó a saltar de la emoción,

ha llegado el amor gritó, ha llegado el amor 
cabalgando a la distancia.


Aquél a quien le guardaste 
un beso en un suspiro ha llegado al fin,

me subió a su cuaco y junto a él 
cabalgué con la ilusión de alcanzar el amor,

hasta perdernos allá aun más allá del sol.


Hasta donde se guardan los sueños, 
aún más allá del firmamento

camino a la felicidad.





Autoría: Ma Gloria Carreón Zapata
Imagen tomada de Google.
Dedicado al poeta que cabalgó en la distancia. 







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