Antrópolis en donde inhumamos nuestros sueños que quedaron
sepultados en lo arcano de lo secreto. Flores perfumadas, níveas y violáceas
encontramos y al final se marchitaron en nuestras propias manos.
Calzaste de amores al lucero del alba para después escupir
estridentes rayos y centellas, y mi alma yerta de frío se refugió huraña en el
olvido, tu falso amor logró hacer mella en mi corazón herido, cuando surcaron
mis sueños sobre tus engañosos latidos.
Asida de tu amor
enfrenté al destino, atlante fui de ti sin sospechar siquiera que fingiste
amarme augurando nuevos cielos. Ávido de sed de venganza me llevaste al báratro
de tus maldades.
Hoy mi alma escucha nuevos cantos y somnolienta renace a la
existencia como el Ave Fénix que abre sus alas y se dirige al campo de batalla
mal herida para después avante de entre las cenizas bajo un éter plomizo y
gris, alzar el vuelo directo al paraíso.
Y en sus paisajes
color azul de cielos despejados de verdes y floridos campos curar la herida que
dejó el dolor, y ahí, volver a conquistar el gran edén cristalino
y nuevamente cantar de amores sin más estandarte que el
amor.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
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Imagen tomada de Google.
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